miércoles, noviembre 14

Adelantos marplatenses: Lo que pasa es que me estoy viniendo viejo.

La obra del fotógrafo y documentalista Raymond Depardon siempre fue seria y rigurosa. Y si bien el rigor nunca fue dejado de lado, cierto espíritu de liviandad - en el mejor de los sentidos - se apoderó últimamente de su cine. Por eso no sorprende la alegría que se desprende de esta, su última película (por ahora), co-dirigida junto a la sonidista Claudine Nougaret, su mujer. Journal de France está armada como una visita al arcón de los recuerdos de Depardon. Imágenes que no entraron en sus películas, pero también material de otras procedencias. Desde out-takes de sus primeros registros como documentalista, hasta filmaciones en donde Eric Rohmer corretea al elenco femenino de El rayo verde (1986). 
Hilvanando todos estos recuerdos, un solitario Depardon en su camioneta recorriendo Francia, deteniéndose cada tanto para tomar la foto de un paisaje o de unos personajes particulares. Depardon espera a que pasen los autos, que la luz sea la correcta y hasta llega a acomodar una hoja de árbol caída en el suelo, para lograr un encuadre perfecto. O, si no perfecto, su encuadre. He aquí, quizás, el secreto de su cine.
Journal de France es una celebración de la obra de Depardon, de Francia y del cine. Palabras que suelen ser sinónimos.
Al ver las películas y directores recomendados en esta entrada y en la anterior, me doy cuenta que se trata, en su mayoría, de ancianos con amplias y celebradas obras: Jonas Mekas, Manoel de Oliveira, ahora Depardon, más adelante, si llegamos, Alain Resnais y el finado Raúl Rauiz. Hoy, más que nunca, el futuro del cine parece estar en su pasado.
Al escribir esto recuerdo el documental Morceaux de conversations avec Jean-Luc Godard (2007), la escena en la que J.L.Godard, Huillet y Straub comparten una charla con alumnos de cine, pero sólo parecen dialogar entre ellos. Cuando vi ese documental, esa secuencia en particular, no dejaba de pensar en el momento en el que uno de ellos le falte al otro. ¿Qué sería de ese dialogo?, ¿con quien podrían conversar?
Y también me viene a la mente la idea de una ex-programadora del BAFICI (la mejor de su historia), quien alguna vez propuso realizar un festival sólo con películas de autores mayores de 60 años. Al ver la calidad de los films de los directores presentes en el festival que superan esa edad, la idea no suena para nada desacertada.
Aunque tampoco hay que creer que se trata de celebrar a los ancianos por el simple hecho de haber sobrevivido al paso de los años. Los malos directores de cine con el tiempo se transforman en algo peor, se convierten en “¡maestros!”. Así, con signos de admiración y reconocimientos oficiales.
No se trata de nostalgia, sino de la constatación del talento a través del tiempo. Un tema recurrente en todos estos autores. Habría que escribir sobre esto y lo haría, pero yo también estoy viejo.


No hay comentarios.: