lunes, septiembre 26

Filosofía Oriental

Domingo a la noche y llega un link de Cuevana via twitter con una película uruguaya llamada hit. El tipo con un vaso de vino y en cueros se reusa a cantar la canción más famosa del país; porque está aburrido de cantarla; porque se metió a cantor como una changa nada más; ¨para poder comer con aceite¨. No va a hacer gran cosa de eso; la canción era buena y se hace lo que se puede. Como si fuera un arregla tutti honesto que dice, no le voy a cobrar por esto sí lo puede hacer usted; si lo puede pegar con plastilina; si usted quiere yo lo estafo pero no me haga complice. Mientras tanto leo los diarios de Gombrowicz que piensa más o menos lo mismo; que se rehusa volver a Polonia para convertirse en el escritor oficial; en escritor de la corte. Uno de los libros que tenía en suspenso desde esa vez en que en lugar de seguir viaje a Cuzco volví para Bs As. Lo abrí y me vino el recuerdo de la luz del altiplano Y agarré también ese otro libro que me miraba desde la mesa de luz; todo en el mismo fin de semana; así de golpe, como esa bola de fuego que cayó del cielo en Monte Grande; ¨Una supuesta cosa graciosa que no volveré a hacer¨ de David Foster Wallace. Y también el mismo asunto. Como llevar una vida de humano; como no pretender ser otra cosa de lo que simplemente se es. El tipo en cueros; algo borracho, barranca abajo; empecinado en permanecer en su ser; solito contra el mundo, con una copita como escudo.

Dj malhumor.

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