domingo, septiembre 17

El canasto de los juguetes

Cuando era chiquita y el mundo todavía era enorme, algunos días especiales, en una clase de ritual, con mi hermano Santiago dábamos vuelta en el garage el canasto de los juguetes. El canasto apareció cuando el baúl que cumplía las mismas funciones se desfondó. El viejo baúl con que la abuela vino de Alemania y que ahora, renovado, queda tan lindo en mi departamento de Boedo Hollywood. Dar vuelta el canasto de los juguetes era un ritual de renovación, tirar cartas y dar de nuevo. Los mismos juguetes viejos que después de un tiempo eran distintos, esos días en que el aburrimiento, previendo tantas cosas que iban a venir, había achatado todas las cosas. La misma felicidad y alegría siento hoy a veces, cuando alguna noche, después de un día de dolor de cabeza y sopor, meto en la compu alguno de los dvds que me graba periódicamente mi amigo Pablo. Están siempre ahí los dvds, pero una noche doy vuelta el canasto y voilá, alegría.
A saber: la revisión del clásico western High noon (A la hora señalada) en clave estudiantina Three o clock high. Maravillosa; si Adorno hubiera visto esta peli, seguro que no hubiera sido tan severo con los mass media. La frekeada Dreamscape que solo se justifica con ver a Denis Quaid cuando tenía veinte años y creemos ver al chueco suar en clave de sol. No hay nada como un héroe revisando escritorios de la CIA en pantalones blancos ajustados y una bufandita escocesa alrededor del cuello. Lukacs se la perdió. Por último, como para que no piensen que mi amigo Pablo es un nostálgico el experimento canadiense llamado Nothing. Encantadora desde el minuto cero. Solo basta decir que tiene la mejor frase desde hace tiempo (y que es otro manifiesto estético seguramente incomprendido por la escuela de Frankfurt). Los personajes son dos amigos perdedores, refugiados y acorralados por las desgracias en una casona viejísima. Abren la puerta y la casona flota en una especie de atmósfera lechosa, nada. Por supuesto la primera reacción es volver a entrar a la casa y prender la tele. Uno de ellos dice casi llorando, estamos muertos!!! El otro, el héroe, responde con frialdad, no podemos estar muertos, tenemos cable!!!.
Si era poco, apareció en el canasto otro juguete olvidado, un disco de Beulah, when your heartstring break. Tanta dicha cuando ya gastaste hace tiempo todos los discos de Belle & Sebastian!
Aunque estés muy aburrida algunos días me dije, nunca olvides que el mundo puede ser maravilloso y que los reyes magos existen. Es mi amigo Pablo. Hay tan solo dar vuelta el canasto algunas veces.

Miss Mundo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay veces en que Miss Mundo me hace sonrojar.... Con declaraciones como la anterior, cómo omitir el dato: preparate, hay más en camino...
Pablo

Antonio García dijo...

Hola:

Planteamos la necesidad de construir una sociedad diferente a la sociedad capitalista , y para ello es necesario criticar el carácter alienante que posee, y señalar que en este tipo de sociedad las personas quedamos reducidas a un dimensión única: la del simple confort material y el interés económico, lo que permite ejercer sobre nosotros un poder que suprime cualquier posibilidad de libertad y contribuye a formar una gran masa de personas falsamente ‘satisfechas’, sin desarrollar un pensamiento propio, estando sujetos al control de la economía sin alcanzar un protagonismo político.

En esta sociedad capitalista en la que vivimos, todo se desencadena a través del principio de placer – motor de la existencia -, transformándose en el instinto de muerte ‘Thanatos’, que se canaliza hacia el dominio de la naturaleza y hacia el dominio de los otros seres humanos. En nuestro tiempo se da un tipo de sociedad alienada que centra su actividad en el dominio tecnológico.

La sociedad tecnológica es la sociedad de la abundancia, que anula al individuo, es una sociedad represiva, que se limita a ‘dominar’ a la naturaleza y a otros hombres, con un carácter práctico, sin juzgar las situaciones humanas.

Vivimos en una sociedad uniforme, radicalmente insatisfecha, dominada por la euforia consumista y el bienestar. La propia estructura represiva de la sociedad, lleva a la deshumanización hasta el extremo de que las personas somos inconscientes sobre este estado de alienación y falta de libertad. Se hace necesario emplear la razón para rechazar la sociedad actual, que sólo puede desembocar en la Catástrofe, y que tiene inscritos los rasgos de su propia destrucción.

saludos

encerradosafuera dijo...

Supongo que nadie podrà hacerte lo creer lo contrario. Supongo que hay quienes dudan màs de la fìsica cuàntica a las proposiciones de Freud y Adorno. En general creo que es muy arrogante decirle a otro: ey, no es felicidad, es alienación! En general tampoco soy optimista, pero està sociedad en la que vivimos es un granito en el culo del universo. Escucho lo que decìs y pienso, ey, no entiendo este idioma. Saludos.

Miss Mundo.

Anónimo dijo...

aja, interesante.
todavía intento terminar de comprenderlo, no me pidas comentario.